Una Clase Cooperativa

 A continuación se presentarán aspectos importantes a tomar en cuenta en una clase cooperativa, así como un ejemplo visual de como llevar una clase cooperativa en un ambiente real.

Objetivos

Los objetivos de la lección se establecen en dos niveles:

• Objetivos académicos, que indican el nivel exigido, el tipo de tarea, el tiempo que se va a dedicar, etc. Definen lo que los estudiantes tienen que aprender.

 • Objetivos actitudinales: definen las habilidades necesarias para que puedan aprender lo que se les propone.

El tamaño de los grupos

El tamaño del grupo dependerá del tipo de actividad que se vaya a realizar. No conviene, en principio, que los grupos sean muy numerosos. Cuanto mayor es el tamaño del grupo más compleja es su estructura y su manejo; por tanto, requiere mayor dominio de las habilidades sociales. Para empezar conviene formar grupos pequeños (de tres a cinco personas) en los que se vaya adquiriendo la experiencia de trabajar cooperativamente.

La formación de los grupos

Esta decisión también depende de la tarea, pero, en general, conviene formar grupos heterogéneos, donde estén representados los distintos niveles de la clase. Para el bien del grupo, hay que mantener su composición hasta que se hayan conseguido los objetivos y hayan terminado con éxito su tarea. Si no, no podrán aprender y practicar las habilidades necesarias para resolver los problemas que surgen al colaborar.

La tarea

Conviene, en primer lugar, dar una visión global de la tarea y de los procedimientos necesarios para completarla. Asimismo, es necesario que los estudiantes sepan qué nivel de exigencia se pide en la tarea haciéndoles saber desde el principio los criterios preestablecidos con arreglo a los cuales van a ser evaluados. Hay que recordar que un grupo alcanzará la meta deseada si y sólo si todos sus componentes la han alcanzado, de manera que el trabajo de cada persona va a influir en el rendimiento del grupo.

El control de la efectividad de los grupos

Cuando los grupos empiezan a funcionar dentro del aula se supervisa su trabajo en una doble dirección: la marcada por su progreso académico y por el uso apropiado de las habilidades sociales. Para poder llevar a cabo ese control, es aconsejable elaborar una guía de observación donde anotar los aspectos que se van a priorizar en función de la tarea propuesta y que permitirá anotar datos concretos del funcionamiento de cada persona dentro de su grupo.

La intervención del profesorado

Una de las reglas básicas que debemos respetar el profesorado es la de observar lo más posible e intervenir lo menos posible. Las intervenciones, cuando sean necesarias, pueden tener lugar en tres niveles: a toda la clase, a un grupo en concreto o a un miembro de un grupo.

Revisión del funcionamiento del grupo

Generalmente, los profesores consideramos que nuestro alumnado ya ha adquirido este tipo de habilidades necesarias para trabajar en grupo y está preparado para ponerlas en práctica con sólo dar algunas pautas de actuación. Tristemente, la realidad no es así. Es necesario que enseñemos en clase deliberadamente el tipo de comportamientos y actitudes que son necesarias para trabajar cooperativamente y les demos la oportunidad de ponerlos en práctica tantas veces como sea necesario hasta que lleguen a formar parte de su repertorio habitual de conductas. Este entrenamiento lleva tiempo y esfuerzo.

Ejemplificación



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